Estamos en la misma onda

Las formas específicas en que el cerebro maneja la información, tanto la proveniente de las percepciones como la que procede del mundo interno, es uno de los misterios más interesantes y está siendo revelado. En Noruega están descifrando las claves del principio de la atención, que parecen estar en las frecuencias de las llamadas “ondas gamma”.

Por Ricardo Gómez Vecchio

El cerebro humano está constantemente bombardeado con toda clase de informaciones, desde el recuerdo de la fiesta de la noche pasada a las facturas de los servicios que están por vencer. Pero, ¿cómo sintonizamos justo una idea y dejamos de lado todo lo que está pasando a nuestro alrededor hasta que llega el momento de pensar en otra cosa?

Investigadores del Instituto Kavli para los Sistemas Neurocientíficos y del Centro para la Biología de la Memoria en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega han descubierto un mecanismo que usa el cerebro para filtrar los pensamientos que pueden distraernos y así poder concentranos en un sólo bit de información. Los resultados han sido publicados recientemente en Nature.

Para comprenderlo más simplemente, podemos pensar en nuestro cerebro como si fuese una radio. Estamos moviendo el dial para encontrar nuestra estación favorita, pero el dial se traba y nos quedamos escuchando algo entre dos estaciones, una rara combinación del relato de un partido de fútbol con una canción de Luis Miguel. Permanecer en la frecuencia justa es el único modo de realmente oír lo que queremos, pero no podemos hacerlo porque el maldito dial no funciona bien.

Del mismo modo, las células nerviosas pueden sintonizar la estación justa y encontrar la información que buscan. Así como las estaciones de radio trasmiten música y noticias en distintas frecuencias, el cerebro usa frecuencias de ondas diferentes para enviar distintas clases de información.

Laura Colgin y sus colegas midieron las ondas cerebrales de ratas en tres partes distintas del hipocampo, que es un centro clave de la memoria en el cerebro. Mientras escuchaban esas trasmisiones de ondas, comenzaron a darse cuenta que había algo más en torno a un subgrupo específico de ondas, las ondas gamma. Ya otros investigadores habían pensado que esas ondas están unidas a la formación de la conciencia, pero nadie sabía por qué su frecuencia difiere tanto de una a otra región y de un momento a otro.

Según pudieron deducir, la información es transportada en esas ondas gamma, del mismo modo que las canciones son transportadas por la ondas de radio. Estas ondas transportadoras trasmiten información de una a otra región del cerebro. Y los investigadores hallaron que hay unas ondas gamma lentas y otras rápidas que provienen de distintas áreas del cerebro, así como distintas estaciones de radio trasmiten en diferentes frecuencias.

En la misma onda

Una expresión bastante habitual entre nosotros es decir que estamos en la misma onda cuando nos comunicamos bien con alguien. Pues bien, la analogía parece bastante acertada, porque cuando las células cerebrales quieren conectarse entre ellas sincronizan su actividad. Literalmente, sintonizan la misma frecuencia.

Colgin explica que investigarón cómo las ondas gamma en particular están involucradas en las comunicaciones entre grupos de células del hipocampo cerebral. Y eocnotraron lo que podría compararse con un sistema de radio dentro del cerebro. Las frecuencias más bajas se usan para trasmitir recuerdos de experiencias pasadas, y las frecuencias más altas para transportar lo que sucede en el momento presente.

Volviendo al ejemplo de la radio con el dial trabado, el modo de oír lo que queremos en ese caso sería filtrar de lo que escuchamos lo que no nos interesa. El hipocampo hace esta tarea más eficientemente. Simplemente sintoniza la frecuencia correcta para la estación que desea.

Las células nerviosas tienen la propiedad de poder cambiar su actividad para sintonizar las ondas lentas o las rápidas. Pero pareciera que no pueden escuchar a las dos al mismo tiempo, del mismo modo que a nosotros se nos dificulta escuchar lo que queremos cuando está mal la sintonía. De esta manera, las células cerebrales pueden distinguir entre un mundo interno de recuerdos y las experiencias que están sucediendo. Si los mensajes fueran transportados en la misma frecuencia nuestras percepciones del mundo estarían muy distorsionadas. Mezclaríamos, por ejemplo, nuestras percepciones de un lugar con nuestros recuerdos de cómo era ese lugar.

Afortunadamente, parece que las células cerebrales pueden cambiar de canal muchas veces por segundo. Esto les permite atender a una cosa por vez, separando lo que está en la mente de lo que está sucediendo en ese momento. Los investigadores piensan que este principio de las ondas gamma subyace al proceso de cómo la información es manejada dentro del cerebro y que esto indica que el cerebro es mucho más flexible de lo que se creía hasta hoy.

El descubrimiento podría estar relacionado con la esquizofrenia, un trastorno mental grave que se caracteriza por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad. Las personas esquizofrénicas tendrían problemas para mantener las señales cerebrales correctamente. Ellas no pueden decir, por ejemplo, si están escuchando voces de la gente o si esas voces provienen de su interior. Según los investigadores, esto podría deberse a un problema con el manejo de las ondas gamma. Pero para poder afirmarlo categóricamente falta aún seguir avanzando en esta dirección.

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